jueves, 21 de febrero de 2013

Loca de atar

Me vuelve loca su voz, sus labios, su risa, su sonrisa...Me vuelve loca su mirada, sus ojos, sus manos, su cuello, su espalda, sus tatuajes, su piel...Me vuelven loca, sus bobadas, sus payasadas, sus llamadas, sus conversaciones, sus fotos...Me vuelve loca el hecho de que aún estando a kilómetros y kilómetros de distancia, a pesar de todas las discusiones que hemos tenido, todos los momentos malos y tristes por los que hemos pasado, siga queriéndome como el primer día...Me vuelven loca sus "te amo", sus "Buenos días, princesa", sus promesas, sus bromas, sus dibujos, sus regalos...Me vuelven loca sus "te echo de menos, mi amor", sus "pienso en ti las veinticuatro horas del día"...Me vuelve loca cada tweet que me escribe, cada comentario que me deja, y cada mensaje que recibo de ella...Me vuelve loca su imaginación, su aguante, su fuerza, su voluntad...Me vuelve loca escuchar nuestras canciones, una en especial...Me vuelven loca sus sueños, su amor por los animales, sus poesías, sus ánimos, sus consejos...Me vuelven loca todas y cada una de las maneras que tiene de llamarme; cosi, cariño, bombón, mi vida, mi amor, princesa...Me vuelve loca que me haga rabiar y luego me diga "no te enfurruñes, cariño, si lo hago porque sé que no te gusta, ;P"... Me vuelve loca recordar el día en que nos conocimos, me vuelve loca imaginar que un día volverá, y ese día, me volverán loca sus besos, sus abrazos, sus caricias, sus palabras, su presencia...Me volverá loca de atar.
Te quiero, princesa.

jueves, 22 de noviembre de 2012

"Buenos días, princesa"

Era una mañana cálida de verano, de esas en las que te levantas sólo con una camiseta de talla grande y unas bragas a modo de pijama. Salí de mi habitación y escuché ruidos de cucharillas tintineando contra el cristal de los vasos. Bajé las escaleras despacio, descalza, medio dormida, con el pelo alborotado, pegada a la pared para no caerme y frotándome los ojos, pues aún tenía las sábanas pegadas a la cara. Cuando terminé de bajar y me dispuse a abrir la puerta de la cocina, fue cuando pude apreciar que estaba sonando esa canción especial que tanto me gusta desde que la conocí, esa canción que cada vez que la escucho, hace que vengan a mi mente un montón de recuerdos a su lado; al lado de esa persona especial que tanto amo. Abrí finalmente la puerta, y efectivamente, ahí estaba ella, trasteando en la cocina. Me había preparado tortitas para desayunar.